Agradable sorpresa matutina al tener que volver a subir a la habitación del hotel a por las gafas de sol. Atrás quedaban al menos, los nervios por tener que pasar la mañana pisando charcos.
Aglomerada salida al estar colocado tras el globo ( cartel de cartón en este caso ) de las 4 horas, pero que sirvió para hacer muy conservadores los primeros 15 km y con las buenas sensaciones de ir adelantando corredores. Muchos, me felicitaron en meta por ser el primero en llegar de mis hermanos trillizos…, que cada diez minutos fueron adelantados por uno… No hombre!! Y ahí es cuando rompí la magia… es que he parado 4 veces a mear…, en 15 km. Un constante deja vu!! Entre nervios y el abundante agua que bebí al levantarme para aliviar el gaznate del aire acondicionado de la habitación del hotel…
A partir de ahí pensé que era el momento de tomar la decisión de seguir haciendo turismo por los setos de Valencia o intentar ir a hacer marca. Tengo mis dudas, pero opto por lo segundo, e intento no bajar de 4.45- 4.50 hasta donde llegue…, el km 34…, donde empieza una agónica cuenta atrás pero compensada por el clamor de las gentes ches, que hicieron de esos últimos km un pasillo humano, que impulsaba hasta la tan esperada tarima azul de la ciudad de las ciencias.
Al final he hecho un tiempo muy parecido a la marca que tenía de la última de Barcelona, pero aún no me he molestado en mirarlo. Paso. La gloria ( la mía ) en maratón está en llegar de una forma digna disfrutando de la carrera y el ambiente. Es a lo que iré a ellas a partir de ahora, y saborear la infinidad de emociones que se viven…
Agradecer el buen rollo que hemos tenido, y felicitar a mis compis y amigos Oriol y Carlos por lo conseguido este fin de semana que no ha sido otra cosa que culminar el objetivo por el que nos hemos preparado con ilusión durante tres meses, a Jordi por intentar toda una hazaña, a Olga por haber dado una lección de entereza y cabeza fría, y a Carlos Ariza por “ tenerlos cuadraos”.
